Las competencias digitales marcan
el dominio o capacidad de uso que una persona tiene de las de las herramientas
TIC. Si tenemos en cuenta que este tipo de herramientas son aquellas cuyo
objeto objetivo final es el uso y aprovechamiento de todo tipo de información
digital, en un mundo cada vez más digitalizado, la competencia digital de una
persona estará, si no lo está ya, directamente relacionada con su capacidad de
comunicación e interacción con el mundo que le rodea.
Efectivamente, las herramientas
TIC aparecen como poderosos elementos de comunicación que poco a poco están
desplazando a los medios de comunicación tradicionales. Un breve repaso por
nuestra historia más reciente nos hará comprobar que esta afirmación es completamente
cierta: ¿Quién, por ejemplo, no posee actualmente una cuenta de correo
electrónico?, ¿Cuánto tiempo hace que no usas el correo tradicional para
mantener el contacto con algún conocido?, ¿Hay algún periódico que no tenga
edición digital?, ¿Existe alguna radio que no ponga a disposición de sus
oyentes los podcast de sus programas?,
¿Hay algún actividad humana, por insignificante que sea, de la que no existan
miles de foros?, ¿Puede concebirse cualquier organización pública o privada que
no disponga de perfil en las redes sociales?
Este mundo informatizado, para
personas que hemos alcanzado una competencia digital adecuada, constituye una
realidad fabulosa. Todas los obstáculos para la comunicación y el intercambio
de información han sido volados del mapa de un solo plumazo: tenemos acceso a
opiniones no oficiales, la censura se ha vuelto inútil y mi opinión puede dar
la vuelta al mundo y ser conocida y compartida por miles, millones de personas
casi en el mismo momento que he hecho el último click de ratón.
Pero esta misma realidad se
vuelve extraña, desapacible e increíblemente lejana para aquellas personas que
ni siquiera saben qué son las TIC. A medida que los medios de comunicación
tradicionales vayan desapareciendo, la brecha digital que forma parte
intrínseca de estas personas será cada vez más patente. En este mundo de
información en ‘todos lados’ y de comunicación inmediata, estos sordo-mudos
digitales, se convierten en parias, incomprendidos, incomunicados, aislados, y
finalmente apartados del mundo del que ya no forman parte.
Es necesario un gran esfuerzo,
una enorme solidaridad para cerrar la brecha digital y que el mundo digital sea
un mundo de todos.
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