martes, 27 de marzo de 2012

8ª.- La importancia de la organización de la información en la Web.-

Actualmente vivimos en un mundo en el que tenemos acceso relativamente fácil a una gran cantidad de información a través de la red. El fenómeno de exceso de información, implica una buena organización que nos permita dar un uso adecuado a dicha información y que el exceso de datos no nos suponga un problema. Páginas Web, blogs, foros, Email, redes sociales, mensajería… es por ahí por donde recibimos la mayor parte de  información del trabajo y del ocio.

¿Cómo organizas y gestionas todo eso? ¿Cómo capturas, revisas, guardas y clasificas todos los enlaces, páginas, tutoriales, ideas, videos y curiosidades que tú te encuentras o que te hacen llegar otras personas? Ciertas herramientas y, sobre todo, unos buenos hábitos, van ayudarte decisivamente a la hora de organizar con eficacia toda esa información. Tanto en Internet como en la vida diaria, la organización es de vital importancia, al estar desorganizado en el mundo virtual, es muy posible que todos tus esfuerzos y tu buen trabajo acaben perdidos y desaprovechados.

Para una buena organización, es necesario tener unos objetivos bien claros, establecer las estrategias más adecuadas y recopilar las herramientas necesarias para la actividad que pretendamos realizar, pero para llegar a conseguir los objetivos marcados necesitamos además organizar toda la información y todas las tareas que vamos a llevar a cabo para evitar perdernos en medio de la nada y comenzar a dar palos de ciego que no nos lleven  a ningún lado (situación muy común cuando manejamos tanta información).

De que manera que,  la forma como nos vamos a organizar dependerá de los objetivos, estrategias y herramientas que vayamos a utilizar, pero en mi opinión, no podemos olvidar la necesidad de estar informándonos y aprendiendo constantemente.

Por último destacar, que para realizar con existo una buena organización, hay  que tomarse  el  tiempo que sea necesario en organizar, preparar, clasificar y ordenar la información.

domingo, 25 de marzo de 2012

7ª.- Sobre el plagio.

Toda creación que se precie, sea artística, literaria, informática, cinematográfica, filosófica, etc. podremos decir que es inédita y auténtica, cuando en su esencia es original, y está libre de toda sospecha de plagio, imitación o copia de otra obra de índole similar.
El plagio supone una afrenta al talento, pues hiere el orgullo del espíritu creador e innovador.
El que copia, no puede más que pretender, apoderarse del nombre del autor y alcanzar fama e importancia con sus ideas. Así lo dice Cervantes en clara referencia al quijote de Avellaneda: “…sólo ha querido usurpar mi nombre y honrarse con mis pensamientos”
Debemos por lo tanto ser, en lo posible, auténticos (algo verdaderamente difícil en un mundo superficial) y si esto no fuere así, ser consciente de nuestras limitaciones y tener un respeto exquisito por toda obra creada, citándola formalmente si hiciéramos uso de ella.
No obstante la existencia del plagio, nuestra reflexión nos lleva a conjeturar, que toda obra por auténtica que sea, estará impregnada del aprendizaje de su autor, y siempre tendrá pinceladas de sus maestros. Muchos autores inevitablemente, aún teniendo un estilo propio y original, han quedado marcados por sus dioses. Y esta impronta, patente en sus obras, no ha de ser considerada plagio, sino admiración por aquellos antepasados que han esculpido su carácter y modelado su conducta.
Así por ejemplo; Euclides se inspiró en Pitágoras, éste, en Thales de Mileto y probablemente este último en los grandes y desconocidos maestros de la cultura Egipcia; o por ejemplo, los filósofos presocráticos influyeron en Sócrates, que a su vez influyó en Platón, éste en Aristóteles…
Quedamos todos pues, obligados a citar respetuosamente, aquellas fuentes de nuestra creación, y a los autores que nos influyeron en nuestro estilo, o que al menos, colaboraron en algo, en la composición de nuestro trabajo, sea de la índole que sea.

sábado, 17 de marzo de 2012

6ª.- Evaluación de la información.

Quedó ya reflejado en reflexiones anteriores, la  capacidad tecnológica doblemente sorprendente de la actualidad; capaz, por un lado, de llevar a cabo una digitalización masiva de libros, e igualmente  capaz, de distribuir esta información por el mundo. Así, en el siglo X D.C., bajo un sol implacable, las jorobas de cuatrocientos camellos dóciles y resignados de Abdul Kasem Ismael (Saheb) soportaban en las travesías del espacioso y caluroso desierto, el peso de su magnífica biblioteca  de más cien mil volúmenes. Hoy, el Gran Visir Persa, solo necesitaría un portátil ligero y una conexión a internet.
Nos ocupamos ahora,  de un grave inconveniente anejo a esta tecnología prodigiosa. El hecho constatable, de que igualmente es posible poner en la web, todo tipo de comentarios e informaciones (veraces o no, contrastadas o no) por parte de cualquier usuario. Esto, dificulta y enmascara la información real y auténtica que se espera conseguir del entorno remoto.
Así pues, estamos ante un hecho pernicioso, la hiperinformación, abundancia desmesurada de datos, muchos no del todo ciertos. Esta información no contrastada ni regulada (pero abundante), dificulta la tarea de los buscadores, confundiéndolos a veces. Este hecho nos lleva, en busca de la verdad, a estar precavidos contra rumores y bulos existentes en la red.
Se impone pues, la necesidad de establecer unos protocolos de búsqueda de  información que distingan la veracidad y autenticidad y que detecten lo dudoso o lo inequívocamente falso. Estos protocolos para la búsqueda de la información, pasan por la necesidad de evaluar las fuentes que suministran los datos y, de otra parte, por contrastar siempre la información, como ya expuse en la entrada anterior.
A pesar de las dificultades de lo que hemos llamado, hiperinformación, es preferible un exceso a un déficit de información, siempre y cuando seamos conscientes de la necesidad de estos procedimientos discriminatorios que contrasten los datos y evalúen las fuentes.

jueves, 8 de marzo de 2012

5ª.- Como debemos buscar información.-

Como dice el dicho: “El que busca, encuentra". Pero el que sabe cómo buscar encuentra lo que necesita más rápidamente, sin pérdidas de tiempo ni esfuerzo. Buscando información de la  materia que nos ocupa en Internet, he encontrado cinco recomendaciones prácticas de cómo localizar fácil y rápidamente la información deseada en la Web:

            1.- Utilizar más de un buscador

Ningún buscador puede tener acceso a toda la información disponible en la Web. Por este motivo debemos conocer más buscadores, hago mención a unos cuantos buscadores de prestigio:

Google, Yahoo, Aol, Altavista, Msm, etc…

            2.-  Ser lo más específico posible en sus búsquedas

Hay que evitar emplear palabras muy genéricas como deporte, medicina, mecánica, tecnología, etc. Sea tan específico como pueda. Use sudafed, no medicina, pastor alemán, no perro, volkswagen sedán, no automóvil. Hay ingresar palabra relacionadas con lo que pretendemos buscar o  usar sinónimos.

            3.-  Experimente diferentes técnicas de búsqueda

Se pueden utilizar puntuaciones para ser más preciso en su búsqueda, con el uso de las “” y con el signo +.

            4.  Aprenda a ejecutar búsquedas avanzadas

Para ello emplearemos los operadores booleanos (Y, O, YNO). La búsqueda puede incluir otros parámetros como fechas, rangos de fechas, ubicación o región y nombres de dominio.

            5.- Tome en cuenta el factor del idioma

Finalmente, debemos hacer hincapié en la influencia del idioma sobre los resultados de búsqueda. Al localizar las páginas, tenemos la opción de indicarle al Motor de Búsqueda que despliegue únicamente los documentos redactados en cierto idioma.

A parte de tener en cuenta estas cinco recomendaciones para buscar y encontrar información en la Web, no podemos olvidarnos de lo más importante, que no es otra cosa que consultar las fuentes que nos proporcionan la información y así poder contrastarla y asegurarnos de que la información recibida es de calidad.

domingo, 4 de marzo de 2012

4ª.- Saber buscar información.-

“Los libros en la era Digital”
Vimos en la última reflexión sobre las bibliotecas digitales, que la información que en ellas podemos encontrar es exorbitante. Y por tanto, se hace imprescindible establecer unos protocolos de búsqueda y organización para tratar dicha información.
Hoy día, existe ya, la tecnología para digitalizar y almacenar todas las obras escritas por la humanidad de una manera fiable y no dañina para los libros, incluso de los manuscritos más deslomados.
Existe igualmente la red de difusión de dichas obras para ponerlas al alcance de todo el mundo, al menos de todos los ciudadanos de  la parte del globo más desarrollada.
Decir esto, es tanto como decir, que toda nuestra cultura, nuestra tecnología,  nuestro saber, en definitiva nuestra historia –que nace con la escritura—está al alcance de nuestra mano a través de internet.
Esto tal vez no sea del todo cierto, pues la información a la que lleguemos está inevitablemente supeditada a los buscadores y a su funcionamiento interno. Estos buscadores, que hemos analizado internamente, no actúan puntualmente en el tiempo cuando es solicitada una búsqueda; sino que 24 horas al día rastrean la red hasta su más infinitésimos capilares indexando y organizando contenidos claves  (que implican una inteligencia artificial de los mismos, así como un conocimiento computacional de la gramática, para identificar sinónimos, antónimos, sufijos, prefijos….) para responder al usuario al instante, de una manera rauda e inmediata. Las fórmulas que usan estos buscadores son conocidas por una minoría de personas, para evitar el plagio de la competencia empresarial, así la fórmula secreta de búsqueda de Google es conocida por no más de doce personas en todo el mundo.
Por lo tanto en esta reflexión nos  preguntamos, si la información está controlada por organismos públicos o privados y si realmente el usurario tiene acceso a esa masa ingente de datos que se almacenan en recónditas  esquinas de la red. Pues tal vez algún día las empresas que han desarrollado la capacidad de digitalización masiva de libros, decida cobrarnos por el uso, de algo que nos pertenece como es nuestra historia.