domingo, 4 de marzo de 2012

4ª.- Saber buscar información.-

“Los libros en la era Digital”
Vimos en la última reflexión sobre las bibliotecas digitales, que la información que en ellas podemos encontrar es exorbitante. Y por tanto, se hace imprescindible establecer unos protocolos de búsqueda y organización para tratar dicha información.
Hoy día, existe ya, la tecnología para digitalizar y almacenar todas las obras escritas por la humanidad de una manera fiable y no dañina para los libros, incluso de los manuscritos más deslomados.
Existe igualmente la red de difusión de dichas obras para ponerlas al alcance de todo el mundo, al menos de todos los ciudadanos de  la parte del globo más desarrollada.
Decir esto, es tanto como decir, que toda nuestra cultura, nuestra tecnología,  nuestro saber, en definitiva nuestra historia –que nace con la escritura—está al alcance de nuestra mano a través de internet.
Esto tal vez no sea del todo cierto, pues la información a la que lleguemos está inevitablemente supeditada a los buscadores y a su funcionamiento interno. Estos buscadores, que hemos analizado internamente, no actúan puntualmente en el tiempo cuando es solicitada una búsqueda; sino que 24 horas al día rastrean la red hasta su más infinitésimos capilares indexando y organizando contenidos claves  (que implican una inteligencia artificial de los mismos, así como un conocimiento computacional de la gramática, para identificar sinónimos, antónimos, sufijos, prefijos….) para responder al usuario al instante, de una manera rauda e inmediata. Las fórmulas que usan estos buscadores son conocidas por una minoría de personas, para evitar el plagio de la competencia empresarial, así la fórmula secreta de búsqueda de Google es conocida por no más de doce personas en todo el mundo.
Por lo tanto en esta reflexión nos  preguntamos, si la información está controlada por organismos públicos o privados y si realmente el usurario tiene acceso a esa masa ingente de datos que se almacenan en recónditas  esquinas de la red. Pues tal vez algún día las empresas que han desarrollado la capacidad de digitalización masiva de libros, decida cobrarnos por el uso, de algo que nos pertenece como es nuestra historia.

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