lunes, 16 de abril de 2012

11ª.- De la cultura de la remezcla a la creatividad colectiva.-


 A lo largo de la historia la cultura se ha desarrollado, con un espíritu innovador y creador pera ha necesitado un soporte específico para su desarrollo y difusión: primero fue el boca a boca, después el soporte escrito manual, le siguió a éste la imprenta, más tarde llegarían grabaciones magnetofónicas de la era analógica, y actualmente disponemos de un soporte digital, para difundir crear y participar en la cultura. Este último soporte digital, nos permite gratuitamente ser agentes activos en el desarrollo cultural.

La capacidad para producir información y elaborar la cultura se expande  a través de la red.

La red ha hecho posible que la cultura deje de ser mercantil o comercial; ya todos tenemos la posibilidad de crear y distribuir, y de hacer una remezcla colectiva, aportando nuestra pincelada a un gran Collage o siendo nosotros mismos, creadores de algo nuevo con el aporte y el aprendizaje de otros usuarios desconocidos.

Las creaciones en el sustrato digital pierden su inmutabilidad. Una vez digitalizadas las obras pueden ser transformadas, modificadas, copiadas, alteradas... una imagen, una canción, una novela, una obra audiovisual...

Se antoja pues, la idea de que si la cultura es espiritual y material; puesto que, como ha quedado dicho arriba, necesita de un espíritu creador y además de un soporte físico; hasta qué punto el soporte físico digital actual, es más protagonista e importante que el soporte ideológico, artístico, creador o espiritual.

Miles de esfuerzos individuales producen las creatividades colectivas. Llega la hora para la cultura de
la remezcla.
Permítame el lector, alguna reminiscencia del pasado, antiguamente en la obra escrita era evidentemente más importante, lo que el autor inspira, que el papel donde está escrita. Las películas cinematográficas del pasado, orbitaban en su argumento, hoy vemos, en muchos casos, que los efectos especiales han protagonizado y suplantado el hilo argumental.

He aquí, pues un grave inconveniente de la era digital, no podemos pensar sólo en la espectacularidad de las posibilidades de la red obviando el alma de la creación, esta inalterable e insustituible.



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